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16 Diciembre 2011

Una niña nos envía ‘El cuento de Mazorquín y Remolachín’

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mazorquinremolacho

Saray Serrano es una niña que ha enviado este curioso cuento a Silvia Muñoz, gerente de Precocinados El Campo, y cuyos protagonistas son Mazorquín y Remolachín.

Queremos compartirlo con todos porque nos ha gustado mucho. ¡Gracias Saray!

 

En un campo de maíz vivía un maíz jovencito llamado Mazorquita. Sus padres murieron y Mazorquita se fue a vivir con su abuelo. Su abuelo le contaba un cuento diferente cada noche y hoy le tocaba un cuento especial.

-Mazorquita hoy toca un cuento especial. Decía su abuelo.

-¡Bien! Decía Mazorquita con alegría.

– Empiezo. Había una vez un jovencito maíz ya era maduro y le cortaron le subieron a un camión y allí se enamoro, a lo lejos vio a una hermosa mazorca y parecía estar libre pensaba. Estaba tan distraído que cayó del camión. Pensó que estaba perdido, anduvo durante días hasta que se desmayó. Una remolacha que pasó por allí le vio y se acercó para ayudarle.

-Hola estás bien. Dijo la joven remolacha.

El maíz abrió los ojos y vio a la remolacha.

-¿Eh? Dónde estoy. Se dijo él mismo.

-Estás en Praderas El Campo.

-¿Dónde está el campo de las mazorcas?

-Ahora mismo estás muy lejos de él, se me olvidó presentarme me llamo Remolachín y tú ¿Cómo te llamas?

-Me llamo Mazorquín me llevaban en un camión y caí y tú ¿qué haces por aquí?

-Mis amigos piensan que soy tímido y para demostrarles que no es así les propuse que iría hasta la fábrica Del Campo me haría una foto y volvería.

-Yo no te veo tímido te acercaste cuando estaba en el suelo inconsciente si eso no es de valientes.

-Ya pero tú eres una mazorca que pasa con las zanahorias, son muy fuertes.

-Yo también les tengo miedo pero no hay que hacerse notar.

-Lo tendré en cuenta y ¿dónde te diriges?

-No sé estoy un poco perdido.

-Oye por qué no me acompañas. Decía la joven remolacha.

-Bueno, no tengo nada que hacer.

-Bien seremos colegas. Decía la joven remolacha entusiasmada.

Mazorquín y Remolachín siguieron con su viaje. Cuando se dieron cuenta estaban pasando por el campo de las zanahorias. El único que se dio cuenta fue Mazorquín:

-Eee amiguito. Dijo Mazorquín confuso.

-¿Qué pasa compañero?

-Estamos pasando por el campo de las mazorcas.

-Oh no, ¡me van a pegar!

-Mientras esté yo aquí no.

-Jajaja ¿seguro? Dice una voz oculta en el arbusto.

Remolachin se asustó y se fue tras un árbol. Apareció una sombra, Mazorquín subió la cabeza y era una zanahoria.

-Oh no, le harán daño. Pensó Remolachín.

-Hola debilucho qué haces en mi campo.

-Este campo no es de nadie.

-Eso lo diré yo.

-No sabía que tú mandabas aquí.

-Pues sí y ahora te irás o hare yo que te vayas.

-Tengo que seguir mi camino.

La zanahoria iba a tirar a Mazorquín cuando de repente Remolachín lo evitó dándole un empujón. La zanahoria al ver lo que había hecho huyó.

-Eh amiguito me has salvado eres un valiente no hace falta que sigas con la apuesta.

-Pero ellos no me han visto necesito una prueba y no la tengo.

-Pero tú lo sabes eso vale más que nada.

-Ya lo sé pero ya que he llegado aquí no me voy a echar atrás.

-Entonces nos queda un largo viaje.

Los dos amigos siguieron su camino hasta que llegaron a una fábrica que se llamaba El Campo, era muy grande y de un color rojo vivo. Entraron por una puerta con cristalera vieron unas oficinas, no sabían dónde estaban:

-¿Esta es la fábrica que decías?

-No se, creo que sí vamos sígueme.

-Remolachín no es momento para jugar a los exploradores.

-Tú sígueme.

– Si nos metemos en líos es culpa tuya.

Abrieron una puerta y vieron a personas trabajando y Remolachín vio a su padre:

-Eh es mi padre Remolacho ayúdame a salvarlo.

-Remolachín es el ciclo, nacemos, maduramos, nos cortan y a la cocina.

-No me gusta ese ciclo.

-¿Por qué no?

-¿Es que a ti te gusta el ciclo?

-Sí porque me convierto en una comida riquísima.

-Y yo pero no quiero acabar así.

-Bueno ponte ahí que te sacó la foto. Sonríe.

-A ver cómo ha salido perfecta venga vámonos a casa.

-Ay . Suspiró.

-¿Qué te pasa?.

-Que ya no volveremos a ser amigos, tu apuesta ya está cumplida.

-Eso no es razón para no seguir siendo amigos.

-Tienes razón amigos para siempre.

-Amigos para siempre.

Y así Mazorquín y Remolachín se hicieron amigos para SIEMPRE.

-Bueno qué te parece nietecito ¿te ha gustado?

-Sí me ha encantado ójala fuera esa mazorca por cierto se llama como tú.

-La verdad es que esa es mi historia era joven y me enamoré de tu abuela en el camión en el camino de vuelta la volví a ver y nació tu madre.

-¿Y qué paso con Remolachín?

-Llegó con la foto hasta sus amigos y allí una bella remolacha se enamoró de él, fundó una familia y ya nadie volvió a decir que era un cobarde.

-Venga la cena ya está lista. Decía la abuela desde la cocina.

-Bueno hijo hora de ir a cenar.

Cuando pasaron 20 años Mazorquín le contó la misma historia a sus nietos y así durante generaciones.

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